UNA PAREJA SE CASO EN EL JARDIN JAPONES
Un casamiento que fue un espectáculo
Los visitantes del parque disfrutaron de una boda con todos los ritos budistas.
Los novios pasearon por el lago en un bote hasta llegar al altar improvisado en un puente.
nsanchez@clarin.com (tomado de El Clarín.ar)
La novia llevaba un quimono nupcial. Su cabeza estaba cubierta con un velo blanco o "Tsuno-kakushi", para ocultar los cuernos de los celos, propiedad del Oni o diablo. Es que en la cultura japonesa se cree que las mujeres tienen un Oni en su corazón. Y durante la ceremonia de su boda deben esconderlo. El novio lucía una chaqueta con el sello de su familia y una pollera tableada.
Así preparados, Midori Graham Nakamura y Masami Shiira se deslizaron en un bote por el lago del Jardín Japonés, hasta llegar a un altar improvisado en un puente. Allí se casaron por el ancestral rito budista.Los novios se unieron por civil también ayer. "Somos hijos de japoneses y, sin ser ortodoxos, sentimos más afinidad por la cultura oriental que por la argentina. Por eso nos casamos por este ritual", contó Masami (36). Midori (28) tuvo que habituarse a andar con los diez kilos de su quimono y los dos kilos de la peluca con el peinado tradicional. "Hay que caminar despacio y con cuidado, equilibrando el peso de la cabeza con el del cuerpo", explicó antes de la boda.En el templo los esperaba sólo su familia directa: en los casamientos japoneses, más que dos personas se unen dos familias. Los amigos se contentaron mirando desde el borde del lago.Los taikos o tambores japoneses acompañaron a los novios, hasta que su bote llegó al puente.
"Parece una emperatriz", se asombró una nena, cuando vio a Midori yendo junto a Masami hasta el altar. El monje Gustavo Aoki entonó mantras ante la mirada fascinada de los visitantes habituales del Jardín."Promete honrar, respetar y amar a su futura esposa", le preguntó el monje al novio y también hizo lo mismo con Midori. Después, les recordó: "Para el budismo, todo es impermanente. Cualquier cosa puede romper una relación.
El karma para unir a dos personas es mucho, pero para separarlas no. Una relación es algo que hay que cuidar todos los días".
La unión de Midori y Masami quedó simbolizada por la ceremonia San-San-Kudo. Ambos bebieron sake de tres copitas, dando tres sorbos cada vez. De las mismas copas tomaron sus padres y padrinos. El ritual terminó con un gran aplauso, con el que invitados y curiosos le desearon suerte al flamante matrimonio. Ellos agradecieron con una reverencia.
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